Carne cultivada, carne limpia o carne in vitro, ¿cuál es la nomenclatura correcta?
La carne a base de células es un concepto relativamente nuevo al que los expertos de la industria cárnica hacen referencia cuando hablan de la carne producida en laboratorios. Con la expansión y la mediatización de esta forma de producción, se ha popularizado el debate sobre cómo se debe denominar esta muestra. Algunos hablan de carne cultivada, otros de carne limpia, o incluso hay terceros que la han bautizado como carne in vitro, pero, ¿entendemos realmente cuál es el término más adecuado para calificar a este tipo de carne?
Para Mattson, empresa especializada en tendencias e innovación alimentaria, la opción más adecuada para nombrar a la carne producida por cultivo celular es carne cultivada. Según un estudio realizado por la propia empresa estadounidense existen distintos argumentos para justificar esta elección. En primer lugar refutan que el término de carne a base de células es una expresión demasiado neutral que no acaba de calar comercialmente en el mercado. Para Mattson el calificativo de carne de laboratorio es un término que suscita rechazo entre las empresas que se encargan de la comercialización de estos alimentos. Algo similar sucede con la denominación de carne in vitro que en este caso es vista de forma negativa entre los propios consumidores. Finalmente es el término de carne limpia la última de las designaciones que ha sido rechazada por Mattson, haciendo alusión a que este calificativo puede inducir de forma indirecta a la idea de que la carne tradicional es un tipo de alimento sucio.
La razón por la que se inicia esta investigación es la motivación por crear una historia alrededor del producto, que enganche comercialmente, que no despierte rechazo entre las empresas productoras y que sea cautivadora para el consumidor. En busca de esta causa es como sale adelante la idea de Barb Stuckey, como director de innovación de Mattson, de analizar distintas designaciones popularizada, junto al Good Food Institute (GFI), y estandarizar una sola conceptualización.
Del estudio realizado por Mattson se han podido extraer opiniones de consumidores que se muestran escépticos, partidarios y contrarios a este tipo de productos. También se han conocido los pareceres de las distintas empresas involucradas de forma más o menos directa en el desarrollo de este tipo de carne. Pese a que serán la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) los que finalmente dictaminen la nomenclatura con la que se acabe por conocer este tipo de carne; este estudio resulta útil para tener en cuenta el juicio de valor de todos los actores involucrados en el desarrollo de la que a partir de ahora vamos a denominar “carne cultivada”.